
Un dormitorio con tintes modernos pero en el cual se ha introducido una chimenea justo delante de la cama, lo cual siempre le aporta un toque distinguido a la estancia.
Aquí vemos como dentro de un ambiente blanco, en tonos claros, elementos rompedores con tonos oscuros siempre vienen bien, y sobretodo si es una chimenea para aportar el toque elegente necesario.
Dentro de una decoración donde la luz entrante es la principal cualidad de la estanca y donde predominan los colores claros, una chimenea discreta, en una pared donde la luz no llegue, es una opción muy buena, ya que siempre dispondremos de un rincón más discreto e íntimo en el dormitorio.
Si nuestra decoración es esencialmente blanca, con los muebles y las paredes en éste color, introducir una chimenea es perfecto, dado que el color blanco que simboliza el frío, la pureza, puede ser complementa con un toque de calor y de energía que representa el fuego. La chimenea no tiene porqué ser blanca, puede ser oscura para contrastar.
Aquí vemos como en una decoración minimalista, una chimenea siempre tiene cabida dentro de lo que es la línea decorativa, dado que derrocha elegancia y no es un elemento que pudiera resultar cargante o que acapare mucho espacio en una pared.
Una habitación con toques rústicos en el parquet o con ventanas de madera, siempre recibirá de buen grado una chimenea, que puede destacar en una pared blanca con colores grises u oscuros.
Una habitación con toques rústicos en el parquet o con ventanas de madera, siempre recibirá de buen grado una chimenea, que puede destacar en una pared blanca con colores grises u oscuros.
Fotos: Alleidee